Es un municipio, al noroeste del estado de México, con un gran desarrollo agrícola y ganadero. Además de extensas zonas de bosques de coníferas que invitan a realizar actividades extremas, como el rapel.

Al caminar por sus bellas calles te encontraras con majestuosas construcciones coloniales como el conjunto conventual franciscano de San Pedro y San Pablo; también podrás admirar la Cruz de Doendó, y una bella alameda que resguarda una columna que alude a los momentos históricos en los que ha participado la población.

Visitar “el lugar de los jilotes”, es hacer un viaje en el tiempo para conocer algo más de los otomís, población originaria de la zona.